Un papo incómodo

por Marcela Villavella, psicanalista

Texto lido no evento “Um papo incômodo”, com psicanalistas amefricanas, realizado no dia 03 de junho, em Porto Alegre.

Al pensar en este encuentro, recordé una frase que escribí en o libro O trágico: “Cada vez que el sujeto habla tiene un destino en juego”

… cada vez que el sujeto habla tiene un destino en juego… estar aquí, frente a este papo incómodo me quedo pensativa sobre el transcurrir de mi vida a partir de mi llegada a Brasil, la primera vez en junio de 1998, cuando fui invitada a participar de un Congreso que llevaba como título La Metapsicología do sujeto moderno, que se realizó en Unisinos

El trabajo que presenté se llamó algo parecido a Impotencia psíquica…

Fue un momento incómodo, ser extranjera, quizás la única, pero fundamentalmente fue incómodo ya que ni los propios organizadores el congreso sabían por qué había sido invitada. Y claramente ni yo misma lo sabía.

Con el correr de los días, el último día del Congreso, me enteré de que existía un motivo oculto en esa invitación, oculto para mi

Continúo con mi relato incómodo: mi nombre había sido presentado por una de las organizadoras que sentía fobia de falar delante de los otros. Le llamaré X, me había conocido meses antes en Buenos Aires, y por algún motivo, que ni quiero pesquisar, decidió poner mi nombre donde debería estar el de ella, incluso siendo quien merecía ese lugar.

Así mi nombre ocupo un lugar en el programa del Congreso.

Cada vez que el sujeto habla tiene un destino en juego… y así me encontré hablando una tarde de junio, sobre las “impotencias psíquicas”

Muy incómoda, y sin saber que caminaba detrás de un impedimento, un destino estaba tramándose como surcando un canal de diferencia cualitativa para mi vida, y posiblemente para la vida de otros que tampoco sabíamos en ese momento qué nos esperaba en ese camino.

Ahora puedo decir, luego de 24 años, que esa incomodidad trajo muchas otras incomodidades, pero ese primer golpe para mi narcisismo recibido en Brasil, al enterarme que no era por mi discurso, ni por mis habilidades clínicas que había sido inserida en ese congreso, sino para sustituir a alguien que no quería exponerse.

Ahora mismo, en este instante mismo, vuelvo a comprender que es incómodo hablar, abrir un camino donde no se nos espera, incómodo exponerse.

Cada vez que el sujeto habla tiene un destino en juego, y ahora mismo, está aconteciendo que un destino está en juego, ahora mismo se trata de exponerme frente ante mis colegas de todos los días, ante mis pacientes, ante ustedes, pero sobre todo ante mí misma, porque el trabajo que venimos realizando desde hace varios años se organizó, como siempre, primero desde la poesía con el nombre Orisun Oro, y ahora damos otro paso y nos disponemos a trabajar y conceptualizar un Psicoanálisis Amefricano.

El tiempo es un fluxo particular, porque ya estamos preparados para esta apertura, por eso nos encontramos hoy para poner la piedra fundamental del Psicoanálisis Amefricano, y abrir espacios para discutir, debatir y construir sus fundamentos sabiendo que hay una verdad en juego… como cada vez que el sujeto habla.

La piedra fundamental podría ser una ostra o la arena viva que persiste de un reloj imaginario, pero si observamos a nuestro alrededor, los fundamentos somos nosotros, nos los otros, y los libros, y los pozos donde nos encontramos, y donde nos perdemos.

Encarar la tesis del Psicoanálisis Amefricano es tan problemático como controversial, y por eso mismo, necesario, porque nos encontramos, al decir de Rita Segato, en tener que enfrentar la normalización de la crueldad, en una sociedad donde el sujeto participa de un espectáculo de explotación, hasta expropiar o expropiarse de la vida misma.

Un espectáculo de la crueldad para la cual la repetición de lo mismo, incluso de las modalidades familiares repetitivas, están en las antípodas de la singularidad del sujeto.

Desde su origen, el psicoanálisis es una praxis en movimiento, incómoda, que generó rechazos, resistencias por doquier, pero, en parte, a lo largo del tiempo, nuestras formas de hablar se volvieron permeables a los efectos del psicoanálisis, a su inscripción en la cultura, como origen y sustento de lo humano.

Siempre en tensión, el psicoanálisis y sus malestares para dar cuenta que nada debe estar quieto o aquietado. Y menos acomodarse. Siempre hay síntomas, actos fallidos, sueños… Lacan insistía, el sueño es una pesadilla moderada… nada se presenta cómodo, sin estar “al borde” de los márgenes.

El psicoanálisis siempre puso en cuestión lo establecido, por su propia posición en el discurso, por sus preguntas que no demandan respuestas, sino la generación de nuevas preguntas.

La ética del psicoanálisis es la ética del deseo y su dimensión es trágica… cada vez que el sujeto habla pone un destino en juego…. La ética del psicoanálisis es la del deseo y no de bienestar.

Incómodo es estar en una teoría que tiene en sí, la posibilidad de tantas relecturas.

Estamos en el verdadero trabajo del psicoanálisis, dislocar, metáfora y metonimia, puntuación; cada vez que el sujeto habla pone un destino en juego.

Deconstruir para construir diferencia, singularidad, vida.

Me pregunté si encarar el Psicoanálisis Amefricano se trataría de un discurso más justo, pero ¿qué tiene que ver la justicia con el psicoanálisis? Me corrijo entonces, es mejor decir un discurso fuera de las hegemonías imperantes, es decir, incómodo, que nos deja todo el tiempo preguntando si estamos cayendo o nos estamos sosteniendo en las redes donde nos balanceamos.

He estado incómoda pensando cómo comenzar a enfrentar este compromiso de posicionarnos sobre un porvenir trabajoso y deseante como es el psicoanálisis Amefricano.

En simultáneo la incomodidad de ponerme frente a ustedes temblando como nos pasa cuando hablando de algo en el diván llegará una interpretación, algo inesperado pero que claramente lleva nuestro nombre.

Decimos que un paciente entra en análisis cuando se posiciona en sus frases, tolera acepta que habla de sí mismo, aunque en apariencia hable de otros.

Hablamos de las tensiones, uno es la transmisión del psicoanálisis, la transmisión es un modo singular y por lo tanto excede la dimensión del relato.

Al decir de Lacan, “cada vez que adelantamos un vocablo hacemos surgir de la nada una cosa, es nuestra chance de ser humanos”.

Y ¿entonces? Estamos frente a otra chance de ser humanos, como cada vez que el sujeto habla pone un deseo en juego.

La palabra inconsciente no fue acuñada por el psicoanálisis, pero si el concepto psicoanalítico de inconsciente, incluso, Lacan nos habla de un inconsciente freudiano y el nuestro (el que conceptualiza Lacan) y ¿entonces?  como psicoanalistas amefricanas deberíamos empezar a escribir, los inconscientes ya trabajados por el psicoanálisis y este nuestro.

El asunto es comenzar a construir “lo nuestro, hay porvenir, y el psicoanálisis amefricano es en este, nuestro momento: el porvenir.

 

 

 

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